Entre los rincones con encanto de Andalucía, no podíamos dejar de hablaros de nuestro pueblo, Priego de Córdoba, un pueblecito de la subbética cordobesa de gran belleza. En esta ocasión queremos que nos acompañéis en un paseo por el barrio de la villa y el Adarve, un lugar lleno de historia y tradiciones, en el que dejarnos llevar entre sus sinuosas callecitas empedradas, adornadas de flores.
Empezamos nuestro paseo bordeando el castillo de Priego, a través de su vial y pasando por encima del Recreo de Castilla, un nuevo motivo para visitar Priego y del que os hablaremos en otra ocasión, llegando pronto al Adarve, un balcón natural que da la bienvenida a las personas que llegan a Priego desde Granada, que deja debajo las huertas y el río Salao y desde el que observar las maravillosas vistas a las sierras y olivos del entorno de Priego.
Paseando por el Adarve, encontraremos 3 fuentes, dice la tradición que se debe beber en todas ellas para poder regresar a Priego, así que no lo olvidéis, nosotros ya lo hemos hecho!
Desde aquí, nos adentramos en el barrio de la villa, declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1972 y que constituye el núcleo urbano originario de Priego, de inspiración musulmana y que nos recuerda a otros famosos barrios andaluces como el Albaicín de Granada o la Judería de Córdoba. Casas blancas, calles estrechas, geranios en las rejas de prácticamente todas las casas, forman parte de un ambiente de tranquilidad.
Especialmente bonito se encuentra en mayo, con la floración de los geranios y en el día del Corpus, cuando sus calles son adornadas con alfombras de colores y pétalos de flores. Podemos caminar sin rumbo, disfrutando de su encanto sin dejar de hacer una parada obligatoria en la Plaza de San Antonio, una pequeña placita escondida con mucho encanto.
En el centro de este barrio, podemos disfrutar de unos baños árabes, todo un lujo para el cuerpo, con sus piscinas de distintas temperaturas en un ambiente de relajación, complemento ideal para una escapada perfecta.
Y terminando este recorrido, podemos llegar a la plaza de Santa Ana, un precioso lugar que nos da acceso a la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, cuyo sagrario es Monumento Nacional desde 1.932, y justo al lado, el Castillo de Priego, fortaleza árabe que marcaba el perímetro de la ciudad primaria.
Como guinda al paseo, nada mejor que degustar la variada oferta gastronómica que nos encontramos en los alrededores, aunque os recomendamos probar el revuelto de collejas, las croquetas caseras o un flamenquín, en el restaurante Zahorí, en un agradable y acogedor ambiente familiar.
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